El Cine Es Arte

lunes, 26 de julio de 2010

¿Qué hago con este guión?

¿Qué hago con este guión?
por "Rafael Garcia"


¿Qué hago con este guión?, esta fue la pregunta que me llevó a buscar donde estudiar cine. Había terminado un curso de escritura creativa, donde dictaban guión, y como estaba tan ansioso por aprender el nuevo lenguaje, me lo devoré como quien tiene mucho tiempo sin comer y le ponen frente a sus ojos un trozo de pan. Fue tanto mi apasionamiento que, aún cuando solo pedían - para aprobar el curso - el primer capítulo de un largometraje, yo me lancé en bajada y escribí todo el guión. Lo confieso, nunca había sido un alumno tan aplicado. Créanme, nunca.
Pues bien, ahora tenía el guión de un largometraje en mis manos, y fue cuando la pregunta del inició irrumpió en mi mente. No, lo primero que pensé no fue en una escuela de cine. Antes, como siempre, debía soñar un poco. Me imaginé contactando a un gran director de cine venezolano, dándole el guión, luego pasaban unos días y, al final, éste me llamaba, gritando, eufórico y emocionado, que ¡nunca había leído un guión tan bueno! Vaya, cuando uno sueña despierto, el final de nuestro sueño siempre es como el de cualquier telenovela venezolana: feliz.
Pero, aunque no se crea, como lo describo así fue. Bueno, en parte. Contacté al gran director, que no viene al caso su nombre, y…esperé… y esperé… la llamada. Obvio, probablemente se le extravió el guión, o se lo robaron algunos detractores del cine venezolano - que hay muchos - y no pudo llamarme. No pudo haber sido otra razón que ésta para que no efectuara esa llamada eufórica y emocionada. Bah… Sí, estas son las artimañas que uso, de vez cuando, para engañar a mi ego. O lo contrario, las que usa mi ego para engañarme.
Después de haber soñado lo suficiente, volado por la meca del cine y haber tenido un aterrizaje forzoso, por fortuna, quedé sano y salvo. Eso sí, con algunos moretones, pero lo más importante, ahora estaba pisando tierra. Es cuando me planteo la idea de estudiar en una escuela de cine.
¿Por qué en una escuela de cine, a sabiendas de que yo nunca he sido nada académico? Pues, me pereció que comenzar de cero con otros estudiantes, obteniendo información de todo lo que implica el cine, que no es sólo escribir un guión, me daba la importunidad de conocer gente que estuviese en el mismo plano que yo, por decirlo de alguna manera; gente con las mismas lagunas, pero, sobre todo, con las mismas ambiciones.
Ya estaba en la Escuela de Cine y TV. Pero, todos lo saben, en cualquier carrera no todos los estudiantes tienen los mismos intereses. Y por este factor, y por otros, no siempre es fácil hacer equipo. Es fácil hacer grupos, mas no equipos, hay una gran diferencia en estos términos. Y, no voy a decir una novedad, para hacer cine hay que formar un equipo; juntar personas que dediquen sus esfuerzos en torno a un mismo objetivo es difícil y complejo.
Sí, mi objetivo en la escuela de cine, más que aprender sobre la asignatura guión, era lo que mencioné antes, formar un equipo. Y en ello he tenido mis aciertos y mis desaciertos. Pero, bueno, eso es parte del proceso que hay que vivir, y lo más relevante es que aún estoy en el camino del aprendizaje, en el camino de la luz, la cámara y la acción. Mantenerme en dicho camino, después de haber dejado la escuela de cine por razones que no importan, es lo que me ha llevado hasta aquí, hasta este” Movimiento Para la Creación de una Facultad de Cine”. Y en este momento, aunque no olvido mis objetivos personales, me uno a este grupo, que poco a poco se está convirtiendo en un equipo, a fin de lograr el levantamiento de un recinto académico que se dediqué a formar a los distintos estudiantes que venga con preguntas como: ¿qué hago con esta luz?, ¿qué hago con esta cámara?, o, como yo, ¿qué hago con este guión?


Rafael Garcia

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